Existen muchas cervezas doradas y refrescantes. Pero frutadas y con destellos finales de lúpulo, sólo hay un estilo: la Kölsch. En Antares rescatamos la antigua receta de la cerveza favorita de los bebedores en colonia, Alemania, y la honramos desde 1998. En nuestra cocina, su legado sigue intacto.

Maltas oscuras. Sabor y aroma penetrante y nocturno. Chocolate, azúcar negro y café. La Porter es la cerveza tributo de Antares a la cultura de los primeros pubs en el puerto de Londres. Cheers.

Escocia es tierra de cebada y la Scotch Ale lleva ese paisaje impregnado en su código genético. Rubí intenso. Seis grados de alcohol. Dulce y maltosa. La Antares más servida en nuestro Brewpub. Una fórmula a prueba del paso del tiempo.

Babilonia antigua. Tras la boda, el padre de la novia convida al futuro yerno con cerveza de miel a lo largo de un mes. Así lo dicta la tradición. Nuestra Honey Beer recoge la historia que dio origen a “la luna de miel” y lo celebra con notas mento-ladas y frutales. Y, por supuesto, una inmersión de miel pura para abrir los corazones.

Nuestra cerveza de mayor graduación alcohólica. Una hermandad de malta y licor, con rasgos de nuez, caramelo y dulce de leche. Barley Wine, cuando la vid se vuelve cebada.

De Inglaterra a India hay un largo recorrido. En 1780, Mr. Hodgson descubrió que elevando el lúpulo y la graduación alcohólica, la cerveza llegaba a destino intacta. Bautizó a su fórmula India Pale Ale. En Antares, le sumamos lúpulos americanos con presencia de flores y cítricos. Nuestra cerveza viajera.

Un estilo propio a base de trigo con un poco de avena, cáscara de naranja, coriandro y jengibre que la hacen más cítrica, compleja y refrescante. Como es tradicional, NO LA FILTRAMOS, por lo que se ve turbia. Nuestro homenaje a la Playa emblemática de Mar del Plata, donde el relax, los deportes y la diversión son una forma de vida.

Catalina la Grande amaba las emociones fuertes. Por eso, la Imperial Stout, negra y tostada, empapada de alcohol y pasas, amarga y ahumada, era su cerveza favorita. Esencia inglesa de exportación. Tímidos, abstenerse.

Es una cerveza negra de origen irlandés. En ella se descubren sabores de chocolate y nueces en el paladar, con un licoroso y placentero post-gusto. Muy corpulenta, de espuma cremosa e increíblemente fácil de tomar debido a que posee menos gas carbónico que las cervezas tradicionales.

Llega el otoño. En Mar del Plata es sinónimo de SUDESTADA; viento, frío, las mejores olas. Una cerveza ámbar profundo estilo American Red Ale, con aromas y sabores a caramelos que se entrelazan con los cítricos y resinosos que aporta el lúpulo; la compañía ideal para la estación.

A los marplatenses nos gusta disfrutar de la costa todos los días. En invierno nos ponemos el Cuatro Tres, le hacemos frente al frío y nos metemos al mar. El traje nos abriga dentro del agua y la Doppelbock fuera. Una cerveza cobriza intensa en maltas, con carácter sedoso y la dosis de lúpulo justa para redondear su personalidad.

Llega la primavera. Cambiamos la ropa, hacemos más deporte. El lúpulo empieza a brotar apasionado. En Mar del Plata sacamos la bicicleta y salimos en Caravana. Una cerveza con alcohol bajo y muchísimo aroma y sabor a lúpulo, inspirada en las Session IPA americanas. Para refrescarnos y seguir pedaleando.

Verano. En Mar del Plata esperamos todo el día el Fin de Tarde. Ese momento increíble para hacer una surfeada más, refrescarnos, juntarnos con amigos. Fin de Tarde no sigue ningún estilo tradicional: es la fusión de la tradición con la innovación. Inspirada en las Weizen de trigo turbias del sur de Alemania, tiene un carácter cítrico-frutado y una leve acidez por el uso de pomelo rosado.

El roble tiene una larga historia acompañando las bebidas. Cerveza, vino, whisky y otros destilados fueron guardados en barricas de Roble hasta la llegada del acero inoxidable. Pero como en la cerveza artesanal todo vuelve, una vez más en Antares corremos los límites para crear cervezas que rompen el status quo y nos traen sensaciones nuevas. Después de buscar durante años, encontramos unas barricas de Roble Francés utilizadas para añejar destilados que le aportan carácter de vainilla, coco y dulce de leche. El alcohol impregnado en la madera, la oscuridad, el silencio, y el tiempo son los Centinelas ideales para cuidar una cerveza de guarda. Para honrar el pasado de las barricas creamos una Antares Barley Wine ideal para añejar. Después de algunos meses de añejamiento en las barricas, el Centinela nos entregó una cerveza con 14 grados de alcohol. Alcohólica, dulce, frutada, compleja, exquisita. Para guardar en botella durante mucho tiempo.

Antares Monasterio estilo Belgian Quad, y añejada en barricas de roble francés. Es una cerveza muy fuere. Sus 14 grados de alcohol se esconden detrás de un aroma frutado como a damasco, zapallos en almíbar y banana, que se complementan con el aporte de vainilla y madera de la barrica. Oscura pero sin carácter torrado ni tostado, es una bomba para añejar durante años.

Dicen que Catalina La Grande, Zarina de Rusia en el siglo XVII, era fanática de las Porter y Stout Británicas. Pero, como la travesía desde Inglaterra hasta San Petersburgo era muy larga, las cervezas llegaban en mal estado. La original solución fue elaborar cervezas más alcohólicas y fuertes para que soportaran el viaje.

Para un año tan especial hicimos una cerveza tremenda. Nunca vista. Diseñada y concebida por nosotros. Muy alcohólica para poder soportar guarda prolongada. Compleja, aromática y especiada por el uso de levaduras belgas, frutas y especias. Añejada durante meses, maduró, creció y mejoró sin perder la esencia. Es una cerveza para disfrutar despacio. Reflexionar, mirar con orgullo el pasado y renovar el compromiso hacia el futuro.